Aumentar ventas, bajar costos o mejorar la relación con clientes y proveedores. La digitalización e incorporación de herramientas tecnológicas no solo han transformado las formas de comercialización actuales, sino también, han abierto las puertas para la innovación. Incluso, han agregado un valor diferenciador a los negocios, permitiendo que estos crezcan y se posicionen de buena manera en el mercado actual. A su vez, esto ha emparejado la cancha entre las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) y las grandes empresas. Sin embargo, y a pesar del creciente interés en la transformación digital, el nivel de participación de las MiPymes chilenas en, por ejemplo, el comercio electrónico aún es muy bajo, lo que afecta tanto su visibilidad como viabilidad.

No cabe duda, la no participación en el mundo digital le quita oportunidades comerciales a las y los emprendedores que se han visto enfrentados a la “Revolución Digital” o la “Cuarta Revolución Industrial”. Más allá de indiscutibles innovaciones tecnológicas, se trata de un proceso que implica cambios sociales, culturales y económicos, donde “la necesidad de pensar digital” se hace imprescindible, modificando desde la manera en que nos comunicamos hasta aquella en que producimos o consumimos. Personas hiperconectadas que, por consiguiente, le exigen mucho más las empresas y organizaciones, pero no se trata solo de tener un sitio web o contar con presencia en redes sociales, sino, de cambios estructurales; nuevos perfiles profesionales, desarrollo de canales de venta con base a nuevas infraestructuras y experiencias personalizadas e inmediatas.

Precisamente, medidas que apunten a las y los consumidores actuales; nativos digitales que más que un producto, buscan una experiencia de compra. Paralelamente, que les permitan crecer como negocios hasta convertirse en “empresas digitales”. Pero ¿Qué es una empresa digital? De acuerdo con distintos expertos, son aquellas que utilizan la tecnología para liderar el escenario en que compite, diferenciándose de sus competencias, vendiendo más y siendo más eficientes. Incluso, llegando a nuevos mercados o ahorrándoles tiempo administrativo. Desde luego, es un panorama que está lejos de ser una completa realidad. Es más, existen negocios o emprendimientos que ni siquiera cuenta con una página web.

No obstante, es ahí donde surgen start-up que buscan facilitar el camino de la digitalización para MiPymes. Entre ellos, Micropos. Un sistema de software que ofrece a distintos tipos de negocios una herramienta simple, eficiente e integral para gestionar las ventas, llevar un control de stock de productos o emitir boletas y/o facturas para las y los clientes. En definitiva, una plataforma que cubre los primeros pasos en la transformación digital. Como Micropos también existen otras empresas TI que buscan potenciar a las MiPymes, por ejemplo, Acroventus que se postula como una fábrica de software y proyectos tecnológicos para Pymes o también Tide que hace lo suyo desde el desarrollo de softwares y hardwares a medida.

De la misma manera, IRBIS se posiciona como TI enfocada en la videovigilancia y Tecnodatos que, desde una línea similar, ofrece control y monitoreo de productos mediante el desarrollo de GPS, drones, romanas y mucho más. A su vez, existen start-up más especializadas y que, a través del posicionamiento en distintos sectores, buscan potenciarlo o potenciar a las MiPymes de este. Por ejemplo, GoFeels que, enfocándose en el rubro del turismo y hotelería, integra los servicios básicos para hacer crecer a hoteles y hospedajes. Incluso, unificando la administración de estos con la gestión de habitaciones y reservas directas. O tal es caso de Numik, Lirmi, Espex o Appoderado.cl que mediante el desarrollo de aplicaciones y otras herramientas digitales han reducido la carga laboral para profesoras y profesores, o también han facilitado el aprendizaje para niñas y niños.